Precaución con la radiación solar en primavera

La radiación solar en primavera puede dañar la piel si no nos protegemos adecuadamente. Esto sucede durante todo el año, aunque durante los meses de verano el Sol incide con mayor virulencia, tampoco debemos descuidar nuestra protección en primavera.

Cómo evitar los problemas derivados de la radiación solar en primavera y verano

Los problemas de salud más habituales derivados de la exposición solar incontrolada son las quemaduras, insolaciones, problemas oculares, envejecimiento prematuro de la piel, alteraciones del sistema inmunitario o, en el peor de los casos, cáncer de piel (que puede ser de dos tipos: carcinoma y melanoma maligno.)

Estos problemas surgen como consecuencia de una exposición radiación solar en primavera y verano excesiva y sin protección.

Para evitar estas dolencias, debemos adquirir una serie de hábitos antes y durante la exposición solar. Los más habituales son los siguientes:

• Controlar el número de horas de exposición solar a la radiación solar en primavera y verano. No debe ser elevado y, sobre todo, no debe concentrarse entre las 12 y las 17 horas que es la franja del día en el que más dañinos son los rayos solares.

• Recordar que en verano debemos secarnos el cuerpo cuando salimos del agua ya que multiplica los efectos de los rayos solares sobre nuestra piel.

• Nuestra piel también sufre los efectos del Sol cuando está dentro del agua o sobre su superficie, por lo que debemos ser cuidadosos también en estos casos.

• No solo nos podemos quemar en la playa, en la montaña también hay que estar alerta. En este sentido debemos saber que, a medida que subimos 300 metros, los rayos ultravioletas se incrementan progresivamente.

• Siempre que nos encontremos al aire libre el días de sol o días calurosos nublados, debemos hidratarnos constantemente con agua. El cuerpo se deshidrata frente al Sol y hay que protegerlo también desde el interior.

• No todos los protectores solares se adecuan a las necesidades de nuestra piel. De aquí que sea importante que elijamos una crema que tenga propiedades específicas para nuestra piel y nuestra edad. Además, hay que aplicarlos de manera generosa y al menos 30 minutos antes de comenzar a exponernos bajo el sol. En este sentido hay que destacar que los autobronceadores son productos de estética que no protegen frente a los rayos ultravioleta.

• Hay zonas de la piel que requieren una protección específica. Especialmente delicadas son: la cara, las manos, las orejas, los hombros, los labios, los empeines y las calvas. En cada caso actuaremos en consecuencia.

Radiación solar en primavera – verano y niños

La piel de los niños es más vulnerable a los rayos solares, por lo que necesita protección complementaria que evite la aparición de heridas.

Esta protección debe ser total cuando el pequeño tiene menos de 3 años. Los menores de 6 meses no deben exponerse a las radiaciones solares en ningún caso.

Además, las cremas protectoras que utilicemos deben ajustarse a la edad y a las características de la piel del menor. En todos los casos el factor de protección debe ser muy elevado, como mínimo de 40 puntos de filtro solar. Al igual que en los adultos, la aplicaremos al menos 30 minutos antes de salir al exterior y deberemos repetir las aplicaciones cada 2 horas.

Esto es válido desde la primavera pues la radiación solar empieza a ser más intensa y además empezamos a estar expuestos más horas y si a esto le añadimos que nuestra piel es más frágil pues son las primeras exposiciones al sol del año…

Si los pequeños entran y salen del agua con frecuencia es conveniente que el protector solar escogido sea resistente a esta actividad.

Hay que asegurarse también que a los menores no les falta la sombra cuando se encuentren al aire libre. Así, son de uso obligado las sombrillas, las gafas de Sol, la ropa ligera y seca, y los sombreros.

Como en el caso de los adultos, los menores de edad se deshidratan cuando la temperatura es muy elevada, por lo que es conveniente que les invitemos a beber agua de manera frecuente. Esto es especialmente importante cuando los pequeños no se pueden comunicar por sí mismos.

Para que su piel no se reseque es importante también que, una vez que hayamos concluido la jornada al aire libre, apliquemos crema hidratante por todo su cuerpo. De esta manera conseguiremos que la capa protectora de su piel no se resienta.