Para conservar la línea durante el invierno ya más durante estos días que estamos en plena etapa detox, nada mejor que adquirir hábitos de la dieta valenciana. Un compendio de comidas muy similar a la dieta mediterránea, pero que aprovecha los productos autóctonos de la huerta y la costa valencianas.
Una de las particularidades de la dieta valenciana es que los productos se pueden consumir frescos y en temporada, pues son muchos los mercados y establecimientos en los que se pueden adquirir a precios muy competitivos.
Además, desde hace unos años, algunos de los productos cuentan con certificados de calidad que aseguran los valores nutricionales del mismo. Así, por ejemplo, el aceite de oliva virgen extra que tienen cualidades frente a los problemas cardiovasculares así como un alto contenido en vitamina E, cuenta con un importante representante en las elaboraciones de las comarcas de Requena-Utiel, La Serranía, La Costera y la Vall d’Albaida. Mencionar la zona de Mogente donde se elabora un aceite excelente. Aceites que podemos agregar a las ensaladas y platos fríos de nuestro menú sin que se disparen las calorías.
Fibra y vitaminas
En invierno necesitamos un mayor aporte de vitaminas. Esta sustancia la podemos adquirir ingiriendo frutas como las naranjas (con alto contenido en vitamina C), que tan fácil podemos encontrar en las huertas valencianas. Esta fruta, además, tiene un alto contenido en fibra lo que nos ayuda a regular el tránsito intestinal en invierno, que tanto se resiente con la ausencia de hábitos horarios en las comidas. Además, las naranjas son frutas bajas en calorías, con lo que estaremos conservando la línea. En el caso valenciano hay que destacar las naranjas cultivadas en zonas como la Ribera Alta, la Ribera Baixa y la comarca de Safor.
Fibra también podemos adquirir ingiriendo arroz. Un producto que no contiene muchas calorías si se elige un grano de calidad como el que se cultiva en la zona de La Albufera. Si al cocinarlo, además, agregamos pescados azules o blancos, o bien carnes de caza como el conejo, el resultado es un plato redondo, rico en nutrientes y bajo en calorías. En este sentido, la cocina valenciana ofrece muchas recetas con las que poder obtener nuevas creaciones en nuestra mesa. Los más populares: la paella (con marisco, anguilas, pescado o pollo) o los arroces caldosos como el al i lebre.
Verduras y pescados
Para sacar el máximo provecho a la huerta valenciana, nada mejor que utilizar sus productos en temporada. No solo nos servirán para conservar la línea este invierno, sino que la gran cantidad de recetas que la cocina tradicional ha desarrollado al respecto nos puede ayudar a dar variedad a nuestra mesa. En este sentido hay que destacar el bullit, un plato en el que se hierven cebollas, acelgas, judías tiernas y patatas combinándolas entre sí y aliñándolas. Otra opción importante son las cassolas o cazuelas. Unas elaboraciones realizadas a base de sofrito de tomates, cebollas y ajos finamente picados que se guisan al horno. Compendio sobre los que se pueden colocar algunas rodajas de pescado para obtener un plato más rico y nutritivo.
Bebidas para hidratarse
Para las horas vespertinas o la noche la opción hidratante llega de la mano del vino valenciano y como no del agua de Valencia. Se trata de un cóctel preparado con una base de bebidas alcohólicas (vodka o ginebra habitualmente), a los que se agregan azúcar, zumo de naranja y cava. Todo un regalo para las papilas gustativas.
Así pues, la dieta valenciana ofrece posibilidades para todos los gustos y su versión autóctona de la dieta mediterránea. Una variante con la que podemos conservar la línea este invierno.
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